- ¿Puedes venir un momento por favor?
- Sí, voy para allá.
Me levanto a toda prisa y entro sin tocar.
Me recibe, como una cachetada, un fuertísimo olor a pedo.
- Ah! no, ya no se me ofrece nada. - me dice con la cara roja y una urgencia de que me saliera.
a eso yo le llamo la cachetada del diablo jiiiijjjjjiij
caray, no siempre es hermoso sentirse necesitado, para muestra... una historia.